
Sus miradas eran penetrantes, autenticas, incontrolables. Poco a poco se iban apoderando una de la otra. Se aprisionaban. No daban lugar a nada más. Bajo aquel ocaso. Bajo aquella llovizna de abril. Se atraían. Se admiraban. Se enlazaban una y otra vez. Se aproximaban. Se extasiaban. Perdían el control. Se encontraban. Se perdían. Se volvían a encontrar. Se suspendían. Se inquietaban. Y se acercaban cada vez más. Se entretejían. Se ilusionaban. Se acariciaban. Se decían todo sin decir nada. Era perfecto. Alrededor no existía nada, el silencio nada más. Sin embargo una de ellas se extravió por un segundo y no se encontraron nunca mas...
2 Comments:
At 8:23 AM,
Lizzie González said…
me encantó...lindísimo
At 6:31 AM,
bluefile said…
no sabes lo que me gustó...
me hizo recordar a alguién que se perdió la mirada por un segundo y no nos encontramos más :(
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